Yo he elegido hablar aquí sobre el centro donde realicé mis estudios de infantil y primaria. el Colegio Niño Jesús de Valladolid. Desgraciadamente, tuvo que cerrar este mismo año debido a la falta de personal. Era un centro concertado regentado por la orden religiosa de Las Hermanas del Niño Jesús.
Se trataba de un centro escolar de dimensiones muy reducidas que fomentaba como valores principales la aceptación y el compañerismo y que integraba a todos los niños por igual sin importar su origen o raza. Ni siquiera la religión era un problema, cosa nada habitual en un centro católico. Solo teníamos una clase por curso, así que los profesores conocían perfectamente las necesidades de cada alumno y eso hacía posible que pudiésemos convivir todos en la misma clase a pesar de tener necesidades educativas muy variada, fomentando así la integración de todos los alumnos.
Además, impartían clases de lengua de signos por las tardes para los padres y madres interesados en aprender a comunicarse con estos niños con necesidades especiales (y sus familias) y los niños que queríamos podíamos ir a algunos talleres de logopedia para ayudar a nuestros compañeros a comprender lo que habíamos dado en clase. Me parece que fue un esfuerzo integrador que realmente dio sus frutos en la comunidad educativa y que fue un ejemplo a seguir para otros colegios.
Es muy interesante este proyecto del que hablas en tu entrada. No había oído hablar de el y es una pena que cerrase.
ResponderEliminarLa verdad es que sí que ayudó a muchos niños, yo estuve luego de monitora y eran súper felices. Lo echaremos de menos.
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