En esta nueva entrada tenemos que retratar las cualidades personales y las competencias profesionales que deberían formar parte de un tutor ideal. Para ello, tenemos que destacar los rasgos de personalidad que nos parecen más importantes y las competencias más importantes que son necesarias en un buen profesor a la hora de tratar con padres, alumnos y, por supuesto, con el resto de los profesores.
Antes de comenzar a enumerar y explicar las características que, a mi juicio, convierten a un docente en un buen tutor creo necesario destacar que tanto las cualidades personales que, por decirlo de alguna manera, ta venían "de serie" en esa persona como las competencias profesionales son aspectos que se pueden trabajar para mejorar. Con esto me refiero a que no son cosas que o tienes o no, con paciencia y dedicación todos podemos adquirir estas cualidades y ser buenos tutores cuando nos llegue el momento.
El docente ideal de nuestro grupo se ha visto encarnado en la figura de Diana (que con un poquito de chapa y pintura por nuestra parte ha quedado di-vi-na).
Las principales cualidades personales en las que todos coincidimos fueron: la empatía, la paciencia (muy muy importante), la vocación, la asertividad y el dinamismo.
Consideramos que Diana también debía ser una docente capaz de desarrollar el pensamiento crítico y la escucha activa. También lleva metafóricamente una mochila llena de conocimientos pero con espacio disponible aún para tener siempre sitio para seguir formándose mientras siga siendo docente. Debe ser también una persona dinámica y capaz de comunicar todos sus conocimientos de manera adecuada a sus alumnos, porque de nada sirve ser la persona que más sabe sobre su materia si no es capaz de hacer que sus estudiantes salgan de su clase sabiendo al menos lo mismo que ella, si no más.
Como cualidades adicionales, más deseables que obligatorias, tendíamos el positivismo y la alegría para transmitírselos a sus alumnos.
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